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Puyo, el Volquetero y otros cuentos.

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Muchos o quizá pocos han visitado la ciudad amazónica de Puyo, en la provincia de Pastaza.  Con una población aproximada de 40 000 habitantes en la ciudad, y un estimado de más de 80 000 habitantes en la provincia, esto, sumando la diversidad de flora, fauna, música, arte, deportes, y descanso, ya es algo muy cercano al paraíso. Tanta es su riqueza que posee siete nacionalidades indígenas en un sólo territorio  (Kichwa, Shuar, Achuar, Zápara, Andoa, Shiwiar, Huaorani), además de abarcar una parte del Parque Nacional  Yasuní (40%), el más biodiverso del mundo, y de deleitarnos con su variedad turística y gastronómica. ¿Asombroso, cierto? Pues sí, y de seguro la reacción es inmediata al leer estos datos que enseguida se despiertan los deseos de estar en este mágico territorio, o si estás allí tal vez presumes de tu suerte. Al caminar por sus calurosas calles podemos encontrar parajes de locales comerciales con expen

Pan de Agua. Música de la montaña. Entrevista.

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“ La gente me pregunta qué hago los fines de semana y yo les contesto que me voy a Baños porque aquí en los alrededores no se escucha buena música”, comenta Paúl Colcha, baterista de la banda quien nos recibió en su casa, lugar de ensayo del grupo integrado por un puñado de amigos con ideales diferentes pero con el mismo corazón. Todos entienden la necesidad de crear nuevas tendencias musicales que lleguen con contenido y ritmo a la mente de las personas que buscan un cambio en el sistema de vida. Todos a sus puestos, en los bordes de la sala-estudio cada quien toma su instrumento y lo afina, lo escucha, lo abraza. Después el rasgado del charango y el saxofón dan el pie a una de las canciones. Al poco tiempo se detienen en seco. Empieza la entrevista. ¿Cuándo nació el amor por la música? …Pienso que cuando empecé a tener mis propios instrumentos, porque el gusto existió siempre.    -Comenta Paúl-. Y o siempre buscaba cualquie

Crónica de la juventud encendida

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"Cuando se lee poco se dispara mucho". Foto: Mauro Santos. Patricio Romo en su estudio de grabación. Foto: A. Cienfuegos Mauro Santos en una sesión de fotos. Foto: Mauro Santos. Todos los días son monótonos y lentos para el personaje que tiene veintitantos, es estudiante y depende de sí mismo. Entonces se ve obligado a buscar las maneras de sobrellevar la vida de los esferos, carpetas, libros y estrés, tratando de combinarla con sus pasiones en el ámbito profesional. Casi siempre sin desayuno en los horarios de clases matutinos hacen que el esfuerzo del chico o chica universitario por conseguir sus metas sean más exigentes y satisfactorias.  Cuando el talento es innato y valorado el tiempo es lento y su trabajo es como un juego de consolas: debes superar niveles y pronto llegas a ser un 'crack'.      Las jornadas diarias de estudios y trabajo de Patricio Romo, inician a las 06:15. El cielo aún está ce

Gota que agota. Conversación interior.

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Joaquín buscó un lugar calmado, un poco espectral, con música baja, instrumentos de cuerda, de viento, y con contenido protesta.  Luego de haberlo encontrado se quedó perplejo y atónito en un punto fijo de su escritorio; una vez sentado resumió su día y trató de imaginarlo: hizo gestos de asco, se frunció de asombro, bostezó de aburrimiento, levantó la ceja por algún tipo de alivio... Su trono era una silla plástica con gastadas esponjas, en donde atinaba sus predicciones y descansaba de sus críticas buenas y malas, en donde visionaba sobre el mañana con mucha concentración, distracción, o simplemente preocupaciones inspiradoras. Recordó enseguida aquel viaje soñado que quisiera comenzar y contar historias de ese mismo viaje, y capturar fotos únicas de ese viaje, de gente bonita, de sabrosa comida, de paisajes surrealistas. De pronto imagina que con esas historias puede empezar a escribir un libro que guardará las memorias de esa gente bonita que no le debe