Héroes sin capa: rescate animal

      

“Estábamos muy cansados todos en el equipo, pero Arthur simplemente no nos abandonó, él seguía junto a nosotros y nos inspiraba en la travesía. Definitivamente es un perro fiel y por eso lo adopté”, contó Mikael Lindnord el día de la publicación de su libro sobre la experiencia que tuvo en Ecuador. Él fue el líder del equipo sueco que participó en la competencia de alto rendimiento denominada Huayrasinchi Explorer 2014.


Arthur junto a su amo. Foto: Internet.

Años después (2017), en México, un terremoto con magnitud de 7,1 grados azotó la capital de ese país. Además de la fuerza pública y el personal de auxilio también la brigada canina era parte del contingente de rescatistas, y entre ellos se encontraba Frida, perra Labrador con seis años de edad que dio con el paradero de más de 50 personas bajo los escombros.

Dos ejemplos claros de animales con talla internacional y que además de sus dotes de compañía y rescate se ganaron el papel como héroes por su lealtad con las personas, incluso por encima de sus propias vidas.  

Pregunta: ¿es grato el ser humano con los animales domésticos?

Para Alberto Astudillo, reconocido periodista deportivo del Ecuador y activista en pro de los derechos de los animales, no son suficientes los esfuerzos que hacen las personas que rescatan animales en las calles.

Según dice, es una responsabilidad de todos quienes tienen y no tienen mascotas. “A veces nos emocionamos con los cachorros en venta (lamentablemente) que nos dejamos llevar por su ternura, pero cuando crecen los olvidamos y abandonamos donde sea”, explica.
Alberto Astudillo dando su punto de vista. Explica que no se debe considerar a los animales como 'cosas'.    Foto: A. Cienfuegos

Su criterio se enfoca en mayor medida a la ignorancia de la gente que no toma conciencia del daño que se hace al no adoptar a un animal y prefieren comprar, pues, según cifras de una investigación hecha por la Universidad Central del Ecuador, sólo en Pichincha existen aproximadamente 600 000 perros callejeros. 

Astudillo también menciona que el cuidado de un animal rescatado es costoso y que el apoyo de personas especializadas e instituciones dedicadas a este activismo es crucial.

“Lo que se busca es que la gente empiece a concienciar el tema. Que lo haga suyo y no lo evite. Si alguien maltrata a un animal es muy seguro que esa persona es una mala persona”.


Astudillo: "La fauna urbana está olvidada y masacrada. Es un tema de salud pública". Foto: A. Cienfuegos.
La sensibilidad y la compasión por los animales es el principal motor que mueve a los activistas que rescatan perros o gatos en situaciones críticas. Es un trabajo no sólo de corazón sino de conocimientos técnicos y médicos para la atención inmediata de perros y gatos en situación de calle.

Paulina Jiménez, activista independiente a favor de los animales en Tungurahua, manifiesta que los gastos de un perro rescatado son considerables y que muchas veces no se abastece, entonces debe autofinanciar los medicamentos e insumos de aseo requeridos.

Jiménez menciona que recurre a personas particulares e instituciones públicas y privadas para recaudar dinero y así brindar atención oportuna a las mascotas abandonadas.

“Inicié con esta campaña de rescate voluntario hace más de siete años y hasta la fecha he salvado a cerca de 40 animales”, comenta.


Paulina Jiménez junto a su mascota  adoptada. Foto: Internet.

También hace énfasis en que no recibe ninguna remuneración con el trabajo que realiza ella y su grupo de amigos animalistas, pero sí se lleva la satisfacción de salvar una vida.

Los canales de difusión no solamente se dan en los entornos cercanos a los activistas que rescatan perros y gatos de la calle, sino que también trascienden a través de las redes sociales, de hecho esta plataforma es la principal pantalla que tienen los rescatistas para promocionar eventos como rifas, bingos, venta de golosinas, campañas de adopción masiva, o incluso denuncias de maltrato.


Campaña de recolección de alimento para mascotas realizada por Jiménez en eventos sociales, en Ambato. Foto: Internet.

“Es triste fijarse en que la gente busca adoptar perros que sean de raza por su linaje haciendo de lado a perritos mestizos”, concluye Jiménez.

Por otra parte, en Puyo, ciudad amazónica, Linda Escobar se ha vuelto una figura pública en redes sociales por su entrega en beneficio de mascotas abandonadas.

Ella junto a sus amigos voluntarios rescatan y denuncian el maltrato a diario. Además han realizado estructuras con tubos plásticos para alimentar a perros que deambulan por las calles.


Estructura artesanal diseñada por Escobar para alimentar a perros y gatos callejeros. Foto: Internet.

Según su experiencia, explica que es bueno conocer profesionales comprometidos y especializados para adquirir conocimientos en salud y rescate.

“Hago esto porque me hace más humana y más sensible con el planeta. No me pagan pero recibo el cariño y apoyo de la gente”, menciona.

Además explica que en todo tipo de evento social y cultural busca la manera de generar ingresos para mantener con buen stock de comida y medicamento al refugio que ella fundó hace pocos años en el patio de su casa.




Linda Escobar y su mascota Rex. Foto: Internet.

























Tres historias de coraje y entrega de activistas a favor de los animales abandonados y desprotegidos. Personajes que son voceros de la falta evidente de un programa político de incidencia para el cuidado y protección a gran escala de los animales de compañía.

Desde 1984 se creó la organización Protección Animal del Ecuador, PAE, institución con sedes en Quito, Ambato, Riobamba, y Latacunga que mantiene los servicios de esterilizaciones y clínicas veterinarias de bajo costo, además de la formalización de alianzas a nivel de Latinoamérica para equilibrar la población de perros y gatos callejeros.

Pero esto no alcanza, así lo aseguran quienes están reclutando gente para salvar vidas de animales abandonados. Para los activistas independientes se requiere de una incidencia real de las políticas públicas de cada ciudad para la concienciación de la adopción, cuidado, y protección de las mascotas. 




FOTONOTA: Un domingo de noviembre del 2017 este ciudadano esperaba el autobús en el sur de Quito y en sus brazos tenía a un perro. Era una tarde lluviosa y ambos estaban empapados. Al subirse al transporte el joven no soltó en ningún momento a su mascota y lo abrigaba con abrazos. A pesar de las miradas acosadoras de unos pocos pasajeros a este buen hombre no le importaron los comentarios ni las señaléticas de prohibición de animales en la unidad de transporte. Un par de kilómetros más adelante ambos bajaron y el perro lamió las manos de su héroe anónimo. 
Foto: A. Cienfuegos.


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